Estoy en la fase de pruebas para un nuevo blog del trabajo y sería imperdonable que eso me distrajera de actualizar las historias de Lucio.
En el episodio anterior nos quedamos en el regreso a tierra luego de pasar todo el día a las orillas del Mar Caribe.
ANIQUILADO Quedó tan cansado que ni el desembarco ni el calor lo despertaron.
COMO EN CUAUTLA Esta imagen me recuerda las afueras de un balneario de aguas sulfurosas.
NOCHE VENEZOLANA De regreso descansamos un poco y fuimos a cenar comida típica a Doña Bárbara. Lucio acudió a la cita con tremendos tapones de oídos.
LO PERDIMOS ...y aún no regresa. Rara vez duerme después de las 7 a.m.
ARENA EN EL TRASERO Cuando al fin despertó pasamos a lavar el «chasis».
ABUELA CON TESOROS Dos generaciones de hijos únicos... por ahora.
TERRENO MONTAÑOSO Lucio disfruta del paisaje camino a la Colonia Tovar junto al «pato» que lo recibió en el aeropuerto (El «pato» en realidad es un oso encubierto, parte del equipo de seguridad designado por los abuelos).
OTRO ENCUBIERTO Descubrimos que Lucio en realidad es un oso (azul) y se disfraza con trajes de otras especies, a veces niño, a veces cerdito, otras... ¿mono aullador?.
VARIEDADES COMESTIBLES Para mantener su gruesa capa de grasa Lucio busca otras fuentes de alimentación alternas.
VIAJERO DIVERTIDO El fin de año también marcó el final del viaje. A la celebración del día 31 sólo fuimos a cenar y a tomar la foto de este centro de mesa. Recibimos el año en la cabaña con algo de vino y muchísimos juegos pirotécnicos que a pesar del estruendo no despertaron a Lucio. FELIZ AÑO NUEVO (el primero).
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